miércoles, enero 19, 2005

Al rico pollo

Queridos estudiosos: tenemos varias clases teóricas atrasadas, debido a los patéticos intentos de pollo que han tratado de montar los members. ¿Eso es todo lo que sabéis hacer, polluelillos?? Pffffffttt... (risa contenida) :-))))))))))))))
Bueno, hablemos ahora del primer tema pendiente: el pollo despechado. Tiene muchas variantes, pero la clásica es aquella que se monta entre un hombre y una mujer, cuando hay un flirteo y unas proposiciones por parte de uno, pero el otro las rechaza. En un principio las cosas se hablan con mucha tranquilidad, en plan de qué guays somos todos, esto es el siglo XXI, y los complejos han sido superados. El rechazador dice: “Oigh, perdona, pero es que no me pones; eso sí, podemos seguir siendo amigos”, y el rechazado contesta: “Sí, claro, por supuesto, ningún problema, soy muy moderno y tal, lo entiendo, lo asumo y lo respeto, oyes”. A veces, las convenciones sociales son una maravilla; uno puede plantear una cosa como esa, que le manden a freír espárragos, y a pesar de todo poder salir con una sonrisa de “no pasa nada” y hasta darle un besito en la mejilla al rechazador. Y a veces hasta nos creemos de verdad que no pasa nada; he ahí el peligro del pollo despechado. No lo vemos venir, y hacemos mal, porque el 99% de las veces que se da esta situación, el rechazado está pensando algo así como: “¿Conque no te pongo? ¡Pues te vas a cagar, cabronazo!”
Y así, cualquier día, sin comerlo ni beberlo, la persona que no creíamos que estuviera resentida nos monta un pollo de la hostia, alguno de entre los más peligrosos: un pollo maelstrom, o un pollo al limón.
El pollo maelstrom es muy jodido, porque nos agarra, nos sacude, nos arrastra hasta el fondo y nos ahoga sin que nos dé tiempo ni a enterarnos. Nos vemos totalmente hundidos en el pollo y en la miseria, los demás nos desprecian y todo el mundo piensa que somos malos; y está montado de tal forma, que uno parece el máximo de los culpables.
El pollo al limón no tiene nada que ver con el famoso plato de la gastronomía china. Este es uno de los pollos más despiadados y crueles que existen, porque viene a ser como si nos sujetaran a la fuerza, nos echasen la cabeza hacia atrás, y nos exprimieran un limón encima; todo eso dejando que las gotitas se nos metan por la nariz y nos vayan subiendo hacia arriba. ¡¡Joder, cómo duele!!! Pues este pollo es lo mismo, nos atacan en aquello que más nos puede dañar, en nuestro complejo o tema más delicado, y la persona despechada lo hace a traición y con toda la rabia del mundo, eligiendo además el momento en el que estamos más bajos de moral, con el fin de hacernos caer en la más negra depresión y profunda autocrítica.
Cuidado con estos pollos, queridos seguidores; y nunca infravaloréis el poder y la mala leche de una persona despechada.