lunes, septiembre 14, 2009

POLLUELOS QUE AÑORAN

¡Polluelos del mundo, la gurú ha vuelto y os va a desplumar a todos!
Gallos, gallitos, patitos, gallinas, pollos y ya ;-)
Aunque parezca mentira hace casi un año que nos fuimos de la granja y no hemos vuelto por aquí, de hecho, Nidito y yo somos los únicos que cacareamos de vez en cuando, nos hemos dado picotazos y ni uno de vosotros ha sido capaz de salir de su pajar para acompañarnos en esta larga travesía por un mar de alpiste y guerra de plumas.
No nos importa, nuestro afán de protagonismo está por encima de ausencias y justificaciones de las que ya hablamos en otros post, pero hoy, pollitos alienados por la desidia, quiero hablaros de los pollos que añoran:
Esta nueva variante del pollo se da en granjas donde ya todos pasamos de los 30, incluso la Ronny, que por fin estrenará década en pocos días, ¡demos gracias al gallo que nos despierta cada mañana!
Uno de los síntomas claros de esta nueva patología gallinacea, se traduce en un dolor de cabeza al alba, entonces, con las dos manos agarrando la cresta, piensas: o muy mal empieza el día o es que se me olvida algo importante, si, lo segundo es lo cierto, tenemos que reunirnos para comprobar si nuestro plumaje cambió de color, si engordamos de tanto alpiste adulterado, o por el contrario, nos quedamos cual gallinita solitaria y delgada en un rincón del olvido, digo de la granja.
Nidito de Pájaro tuvo un grave ataque de melancolía hace pocas semanas y quedó en enviarnos una misiva a través de su colega la paloma mensajera, pero una vez más faltó a su palabra y sucumbió a la atracción del trabajo empedernido, de los madrugones agotadores y la sofocante rutina, nos ignoró, y ahora la gurú que habla en tercera persona aceptando su papel de villana, le reta a convocar a los miembros de esta granja para hacer lo más cutre y barato del mundo: cenar en el bar de las alitas, ese lugar donde nuestros antepasados están fritos y refritos, donde los ratoncitos pasen sin escrúpulos entre el baño de las polluelas y el primer banco de madera, el sitio donde el camarero te sonríe cuando le dejas 20 céntimos de propina, porque POLLUELOS DE CIUDADES DORMITORIO, 4 cañas y una ración de alitas cuestan 10 euros, así que no hay excusas, ni cartilla de desempleo que nos impida brindar por el equinoccio.
Piquitos,
la gurú, con unas ganas locas de montaros un pollo.

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