viernes, diciembre 31, 2004

El peor enemigo

Queridos estudiosos, hoy vamos a hablar de la bestia negra del pollo; ese ser horrible que se escapa de todas las desgracias, causa mal ambiente a sus compañeros, es chapucero, incompetente, antipático, inoportuno, pánfilo y maleducado. En resumen: vamos a hablar del Antipollo. En nuestro caso, ese ser se llama Gollum.
Es increíble. Provoca náuseas allá donde va. Hasta las mejores personas terminan poniéndose de color verde cuando llevan mucho rato con la Gollum cerca. Incluso las personas más reservadas se ven en la necesidad de proclamar que no la soportan. Y luego estamos los demás, que no nos andamos con chiquitas: la odiamos.
Aparece de la nada y se mete en el grupo sin hacer ni puto caso de nadie. No quiere aprender; curra mal, hace las cosas como le da la real gana (o sea, fatal), es chapucera, no mira lo que hace, no se esfuerza, y encima va por ahí diciendo que el grupo funciona gracias a ella, y hablando como si llevara mil años con nosotros. Y encima no hace ni el huevo, así que hay que añadir la vagancia a la lista de sus virtudes. Y encima es mala compañera: se apropia de la tabulación cuando le conviene, se pilla los correos fáciles, roba los mails de la bandeja de entrada cuando hay poco trabajo, y deja a los compis a verlas venir.
Pero ni siquiera eso, siendo ya bastante grave, es lo peor. Lo terrible ya no es lo mala que sea en el trabajo, no; lo terrible es soportarla a ella. Con esa voz tan horrible que tiene, hablando en voz altísima, con las tonterías que dice; contando sus rollos por teléfono pegando gritos, cuando no nos interesa a nadie... Paseándose por ahí, que vamos, menudo arte torero gasta la tía para caminar, si a su lado el cuñao resulta un modelo de feminidad. Y la cosa no acaba ahí: verla es como una patada en la vista, por la cara, la ropa que lleva, todo. Y encima tenemos que soportar ver cómo se saca los mocos de la nariz y hacer pelotillas con ellos,y, ¡¡A SABER DÓNDE LOS PEGARÁ!! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!
Debemos reconocer que contra esta clase de espécimen, la táctica del pollo se hace complicadísima. Uno intenta montarle un buen pollo a esta tiparraca, para descargarse y quitársela de encima; pero no se sabe cómo, la tía elude el pollo. Nunca está en el momento adecuado, o no surge la ocasión, o simplemente, si empiezas a montárselo, la tía es tan tonta que ni se da cuenta, y le resbala. El intento de montarle un buen pollo se convierte en una empresa titánica y casi de ciencia ficción, porque parece repelerlos igual que un chaleco antibalas hace con los disparos; peor aún, si intentamos montárselo, el pollo revierte en nosotros, y al final somos nosotros los que nos jodemos y acabamos de mal humor, encima de que no hemos conseguido descargar nuestra rabia. Queridos estudiantes, encontraros con un ser de estas características es una de las peores desgracias que os pueden ocurrir, porque hasta la santa ciencia del pollo se halla inerme frente a ellos. La buena noticia es que estos bichos no son demasiado abundantes, y aunque se sabe de pocos casos, algún gran maestro consumado del pollo ha conseguido meterles alguno. Todos esperamos que nuestra gran gurú, Sofía Saldama, se atreva a montarle uno el día menos pensado. Eso sí, los que la queremos le recomendamos encarecidamente que primero se prepare y se entrene a base de bien, montando pollos a diestro y siniestro. Necesitará todas sus artes.
A los demás, nos queda seguir soportándola, tratando de eludirla lo máximo posible. Y siempre tendremos Mundo Pollo para montarle una buena pejiguera virtual, como estamos haciendo ahora.
No hay otro caso como éste. En las próximas lecciones no volveréis a recibir un mensaje desalentador: el arte de montar pollos sirve absolutamente para todo lo demás en la vida.
Que disfrutéis todos una buena Nochevieja, y si sentís deseos de montar un buen pollo nada más comer las uvas, que sepáis que no hay mejor forma de empezar el año.
¡¡FELIZ 2005!!

jueves, diciembre 30, 2004

Empezamos duro

Queridos estudiosos del mundo del pollo, para qué vamos a andarnos con tonterías: lancémonos al cuadrilátero. Hoy vamos a estudiar el pollo premeditado. Es lo que ha ocurrido hoy en el satélite: Irma y Belén le han montado uno de la hostia a Sofía, acusándola de machista, comportamiento masculino y secreto deseo de ser un hombre. Claro está que a Sofía se le ha revuelto la bilis ante las acusaciones, lo que constituye sin duda el primer objetivo de un buen pollo: el contrario tiene que ponerse malísimo. De lo contrario, el pollo no relaja nada y nos habremos esforzado en vano.
A lo que vamos: para seguir montando un buen pollo, tenemos que lanzar cuchilladas traperas al otro; cuantas más sean y más injustas y descabelladas, mejor. Hay que ponerle fuera de sí, contra las cuerdas, sacarle de sus casillas, en resumen: bordear la apoplejía, pero sin matarlo, claro, porque entonces el pollo no puede continuar.
El tercer paso consiste en parar durante un rato las acusaciones y dedicarse a lanzar alusiones veladas, como quien no quiere la cosa; esto confunde al oponente pollero y le indigna aún más, puesto que ahora ya no sabe de dónde vienen los ataques y reacciona con furia y miedo. En un pollo clásico, es la calma que precede a la tempestad: a continuación hay que lanzar la andanada final. Justo antes de eso, ya habremos empezado a comprobar los beneficiosos efectos del pollo: nos sentiremos jubilosos, exultantes, sanos, satisfechos de nosotros mismos y muy poderosos, sobre todo al ver al contrario hecho trizas, de los nervios, temblequeante y con la ropa manchada de sudor frío, por la tensión.
Es el momento del remate. Lanzamos las últimas andanadas contra la víctima propiciatoria del pollo, hasta la humillación total. La cosa termina cuando el contrario se derrumba sobre la silla o el suelo, a ser posible desmayado, y nosotros nos quedamos un momento triunfantes, con un pie encima de una silla, la cara alta y el pelo al viento, y por último nos retiramos, con lentitud y dignidad, sin apartar la mirada de nuestra obra. El pollo ha sido un éxito.
Esta es la descripción del pollo clásico; la variante del pollo premeditado es idéntica, salvo que se realiza con total intención y alevosía, de forma planeada, en lugar de surgir del calor del momento. El pollo premeditado también puede plantearse como un ejercicio de avance en el desarrollo de la capacidad de montar pollos; en este marco se encuadra el protagonizado hoy por Irma y Belén con El Ama de los Pollos como supuesta víctima. Naturalmente, nuestra gurú ha sido perfectamente capaz de sobrellevarlo sin hundirse, recurriendo a sus artes en el driblaje del pollo (hablaremos sobre esto en un futuro capítulo, cuando tratemos de la posibilidad de que nos quieran montar un pollo a nosotros en lugar de ser los que lo organicemos). La cosa ha quedado en un ejercicio de calentamiento, con el uso por parte de nuestra Sofía Saldama del llamado "enroque pollero", que consiste en echar mano de algunos aliados para repartir las andanadas del pollo y responder a las acusaciones. Este papel lo hemos cumplido el Pedri y el Nido que habla en estos momentos. Pero el experimento se ha detenido por la llegada de la hora de salida de la oficina, si bien el pollo queda en animación suspendida para ser reanimado dentro de unos días. Hasta la próxima lección, queridos estudiantes.

martes, diciembre 28, 2004

Primera ronda

Y aquí estamos, dispuestos a compartir con la humanidad la sabiduría acumulada durante toda una vida de pollos. Por fin Sofía Saldama abre las puertas de su memoria y de sus pollos, y nos propone una nueva actitud que cambiará nuestro modo de vida. Atentos a las variantes del pollo, que se adaptan a todo tipo de situación, carácter y tipos de persona. No lo dude, usted puede encontrar un pollo a su medida. Libérese del stress, y ¡monte un buen pollo!